Para los que gustan de esta actividad, aquí les dejamos una nota muy interesante realizada por Revista Paula, sobre la caza de aves en Uruguay.
Alberto Regusci, fundador del Club de Tiro de Pluma, cuenta los pormenores de este deporte apasionante que año a año mueve a innumerables seguidores.
Hace 27 años que está en el tema de la caza, ¿siempre se especializó en pluma?
— Me dedico a cazar aves y a veces organizo cacerías en África.
— ¿Por qué decidió armar su empresa como un club?
—EI Club de Tiro de Pluma es bastante reciente. Antes funcionaba como una estancia turística donde se hospedaban los pasajeros y salíamos a cazar. Ahora es un club para así atraer a más gente y tener más socios. Esto hace que las personas vengan más seguido. Es una especie de tiempo compartido.
— ¿De dónde viene su público?
—El 95% es americano. Vienen y se quedan un día en Montevideo. Se alojan en el Radisson o en el Belmont, y después se toman un charter hasta Ia estancia. En lugar de manejar cuatro horas, ponen 45 minutos. Cada charter cuesta entre 1.600 y 1.800 dólares. Los grupos, que son de seis u ocho personas, cazan cuatro días en jornadas de dos horas y media de mañana y otro tanto de tarde. Vienen desde matrimonios en que los dos tiran, hasta grupos de amigos solos.
— ¿Cuánto gastan estos turistas?
—Son personas que tienen muy buen estilo de vida. Se puede decir que entre cartuchos, permisos, propinas, servicios y todo lo demás gastan de 500 a 800 dólares por día.
— ¿Usted los acompaña a la cacería?
—Sí, esa es mi regla de oro. No sólo voy con ellos, sino que organizo todo, hasta reviso los lugares donde van a cazar. Ese es el secreto: hacer el scouting, aunque dé más trabajo que Ia cacería misma. Es lo más importante porque marca el éxito. Palomas hay millones, pero perdices menos porque en los lugares en que antes había praderas ahora hay soja, Ias máquinas afeitan el campo y no queda nada. Además, en los bajos donde se podría cazar, ponen ganado y no queda lugar para cazar.
— ¿Quién pone Ias armas?
—La mayoría de los cazadores Ias traen, si no yo Ias consigo.
— ¿En qué zona opera el Club de Tiro?
—Tengo varios lugares. Trabajo con estancias de Soriano, aunque también utilizo el Four Seasons de Carmelo. Para Ia caza de patos vamos a Ia frontera con Brasil, cerca del Chuy, y nos alojamos en el Fortín de San Miguel.
— ¿Cuántas aves se cazan por día?
— En un día se pueden cazar hasta 8 mil palomas. Es de destacar que en este caso estamos combatiendo una plaga que causa un daño tan grande que puede llegar a costar al país 90 millones de dólares por año. Con Ias perdices hay límites, se permiten 10 por día por cazador, y con los patos también existen limitantes.
— ¿Y en cuánto tiempo se pueden conseguir 10 perdices?
— Lleva de media hora a hora y media, porque en realidad no son 10 perdices que cazás tú solo. Se pone un perro con dos cazadores, y entre los dos cazan Ias 20 y para eso tal vez caminás una hora y media.
—Cuéntenos cuáles son Ias temporadas para este deporte.
— La paloma se puede cazar todo el año, pero en ciertos períodos se necesita un coto, una zona prefijada y autorizada, que va de setiembre a fin de año. Las perdices se cazan del 1 de mayo al 31 de julio. Los patos del 1 de mayo al 12 de setiembre y lo mismo sucede con Ias palomas grandes.
— ¿Recibe apoyo del Estado?
—El Ministro de Ganadería nos dijo que no le interesaba Ia caza, porque está más enfocado a Ia agricultura, a Ia forestación y Ia ganadería. Así está quedando el país con Ia soja, prácticamente destrozado, sin hábitat para cazar y sin campo para producir carnes, ni leche, ni lana. Y de rebote nos dejaron sin abejas, nos mataron todas Ias abejas del país con los pesticidas. Lo más importante es que Ia gente que está en el Ministerio de Ganadería y Agricultura, o en el de Turismo, se dé cuenta de que nosotros somos embajadores de Uruguay. Prácticamente los inversores más grandes de José Ignacio conocieron el Uruguay gracias a Ia caza. Hay uno de ellos que es primo del ex vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney. Él corrió Ia voz de lo divino que era Punta del Este. Ellos cazaban cinco o seis días con nosotros y después iban al Conrad.
— ¿Qué le pediría al Ministerio?
—Que nos faciliten nuestro trabajo. A Ia oficina de fauna Ia acaban de mudar de Ciudad Vieja a Ia avenida Garzón y Carlos María de Pena, hay que atravesar todo Montevideo para llevar a los turistas a sacar los permisos de caza. En cambio, el trámite para Ias guías de Ias armas que depende del Ministerio de Defensa funciona de maravillas.
— ¿Cómo han sido estos años para el desarrollo del turismo de caza?
—Tenemos varios problemas. La crisis de Estados Unidos nos ha pegado durísimo, por eso más que nunca necesitamos apoyo no sólo acá en Uruguay, sino cuando vamos a Ias ferias de caza. Necesitamos apoyo porque Ia competencia más grande es Argentina, y allí todo puede llegar a ser informal, sin permisos de caza, sin boletas,… es una competencia desleal. Acá pagamos permisos e impuestos.
— ¿Qué ventajas tiene Uruguay?
—Tenemos algo muy importante que es el espacio. Uruguay tiene el mismo tamaño que Inglaterra y Escocia y sólo somos tres millones de habitantes. Yo he estado en cacerías en Inglaterra donde los faisanes caían arriba de una autopista; ¡era un horror! La cacería es toda una ceremonia y se nos reventaba porque no teníamos más lugar. En España pasa lo mismo. Por otro lado, acá todo es salvaje, a los pájaros no se los cría, están en el entorno. Eso atrae al turista extranjero.
— ¿Cuáles son sus planes?
—Ahora estoy desarrollando un criadero de martinetas. Si querés cazar una cebra vas al África y si querés cazar una martineta tendrás que venir a Uruguay. Es un ave que en este momento está protegida y prohibida su caza, pero si puedo lograr producirlas y largarlas—como se hace en España— puede cambiar esta situación.
Publicado en revista PAULA en abril de 2011