En Punta del Diablo, entre el bosque y el océano, una familia construyó su refugio en una chacra marítima.
Las dunas de Punta del Diablo y sus alrededores son un lugar de disfrute poco imaginado. Dueños y visitantes son bienvenidos con una brisa marina que recuerda el Atlántico en este lugar tan acogedor.
Esta amplia casa construida en gran parte en piedra, deja descubrir rincones escenográficos. Las paredes del hall son de un color berenjena que hacen resaltar la araña blanca y otras lámparas que iluminan el ambiente. Desde aquí, los pisos de toda la casa son de piedra laja cortada en paños grandes.
La casa está dividida en dos alas. Por un lado un estar de invierno, una sala de juegos y los dormitorios. Por otro lado, se encuentra un gran living comedor, la cocina, la barbacoa como también el gimnasio con sauna e hidromasaje.
La dueña de casa es una amante del interiorismo que comenzó siendo aficionada y luego decidió seguir su vocación y comenzó la carrera de diseñadora de interiores. Define el estilo de su nueva chacra como una mezcla entre lo antiguo y lo moderno. Hay amplios espacios blancos y con toques minimalistas complementados con antigüedades como butacas Luis XV, y otros muebles restaurados. Durante la etapa de la construcción, ella fue comprando objetos en remates, que luego restauraría con la ayuda de su madre.
En esta familia todos estaban habituados a veranear en Punta del Este, por lo tanto que la decisión de construir una casa en el barrio privado Chacras de la Laguna Negra, situado a pocos kilómetros de Punta del Diablo, generó cierta incertidumbre. Debido a ello, planearon una casa que les permitiera recibir familias como invitados. Esta casa amplia y espaciosa tiene un total de 600 metros cuadrados construidos. Para lograr este objetivo planearon dos habitaciones para niños con cuatro camas cada uno y dos dormitorios en suite.
El dormitorio principal se encuentra subiendo una escalera con techo de vidrio. Este amplio dormitorio se encuentra decorado en blanco. Además de un gran sommier, hay un par de sillones de estilo imperio que han sido tapizados en blanco. El baño es un espacio abierto con una mesada y dos piletas, y una bañera sobre la cual hay un gran ventanal al bosque.
En el piso de abajo, la cocina es de pocas dimensiones pero muy cálida. La cocina fue pensada como un ambiente funcional que también reúna a la familia.
El amplio living comedor consta con vistas al bosque y a la piscina. Todos los muebles del living como los de la barbacoa tienen una pátina blanca, que le da un aire fresco y contemporáneo.
El gimnasio, la barbacoa y las galerías como las suites tienen unos grandes ventiladores de ratán traídos especialmente de Argentina. Desde hace unos meses estos ventiladores están disponibles en el mercado uruguayo.
Para poder aprovechar mejor los espacios verdes, se construyó esta casa sobre el borde del terreno. En el jardín se hizo un pequeño lago y cerca de él, entre unos pinos se colocaron hamacas paraguayas y camastros colgantes para poder disfrutar de la lectura y sentir la brisa de campo con olor a sal que caracteriza al lugar.
Rápidamente desaparecieron las dudas que tuvieron en un principio. Esta familia con una hija de 12 años y un hijo de 20 pronto descubrió que no les alcanza el tiempo para hacer todo. Hay muchas propuestas: ir a la playa en cuatriciclos atravesando el bosque de pinos, salir a explorar las playas, andar a caballo, jugar tenis como también ir hasta el pueblo y comer algo en uno de los tantos boliches con música en vivo.
Carolina Villamonte para Revista Galería
Fotos: Manuel Mendoza