En Punta del Diablo, entre el bosque y el océano, una familia construyó su refugio en una chacra marítima.
Las dunas de Punta del Diablo y sus alrededores son un lugar de disfrute poco imaginado. Dueños y visitantes son bienvenidos con una brisa marina que recuerda el Atlántico en este lugar tan acogedor.
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